Tema 6: Revisión del estudio geotécnico
33. Porqué revisar un estudio geotécnico
Cuanto menos en España, y en el ámbito de la edificación, la contratación de un estudio geotécnico se ha considerado tradicionalmente bajo una perspectiva similar a la contratación del control de calidad, entendiendo el estudio geotécnico muchas veces como una serie de «pruebas» (habitualmente denominadas «pinchazos» o «agujeros», términos que denotan la falta de trascendencia que se ha asociado a esta labor) más o menos complementadas por algunos ensayos de laboratorio, que concluían con la aplicación de unas tablas que relacionaban – sobre una base generalmente empírica – los resultados de las «pruebas» con un valor de tensión admisible del terreno… para una cimentación indeterminada.
Sres. albañiles a los que no les hacía ninguna falta que les hicieran un estudio del terreno (fuente de la imagen: elmaestrodecasas.blogspot.com)
Esta visión, obviamente simplista y ampliamente superada hoy día, tiene mucho en común con la perspectiva que hace muchos años se tenía sobre el cálculo de estructuras, y no hace tantos sobre el control de calidad en la edificación. No era de extrañar en absoluto encontrar (hasta no hace mucho) proyectos de viviendas sin una justificación de cálculo para el diseño de los elementos estructurales, y era del todo común a principios de los años 90 oír decir que no había ninguna necesidad de pensar en hacer unas probetas del hormigón servido en obra por una planta; otras voces todavía daban más credibilidad al hormigón preparado en obra, pues «de toda la vida» el albañil había hecho el mismo hormigón, empleando los mismos capazos de cemento, grava, arena y agua, y hasta entonces nunca se había caído ninguna casa (las grietas y las fisuras no se contemplaban) [fuente de la imagen de las grietas: 65ymas.com).
No obstante, la creciente demanda social de garantías de calidad en el proceso de la edificación (cuanto menos, eso es lo que dice la LOE en su tercer párrafo) ha comportado cambios sustanciales respecto a estos y muchos otros mitos. Hoy en día es inconcebible que en un proyecto de una estructura no se justifiquen los cálculos; todos asumimos el control de calidad como un elemento inherente a la ejecución de la obra, y finalmente se ha incorporado el estudio geotécnico como una faceta imbricada en el proyecto de edificación.
Esta última incorporación es, aún para según quién (hay que reconocerlo), una novedad vista como un trámite administrativo; carecemos, quizás, de cierta cultura técnica básica que nos permita determinar el grado de adecuación de un estudio a las necesidades reales de un proyecto. Igual de inadecuado es dimensionar un reconocimiento, una campaña de laboratorio, o una memoria del proyecto geotécnico por defecto o por exceso de la escala correcta que correspondería a la entidad de la edificación o del problema a resolver.
En los capítulos que siguen, se sugieren una serie de propuestas que, tal vez, ayuden a encontrar la justa medida y la correcta correspondencia entre estudio geotécnico y proyecto de edificación.
Estas propuestas están dirigidas a «clientes» de la actividad geotécnica (proyectistas, Directores de obra, promotores, autopromotores); probablemente la primera pregunta que se hagan será, pero ¿porqué revisar un estudio geotécnico?, ¿no van a estar bien hechos?, ¿no son todos iguales?
- No, todos los estudios geotécnicos no son iguales, y de las diferencias entre unos y otros puede haber diferencias substanciales que afecten a la economía de nuestra obra o, llegado el caso, a su seguridad. Hay una regla de proporcionalidad que normalmente se cumple: cada euro que nos ahorramos (indebidamente) en el proyecto, son diez euros gastados de más en la obra. Esto lo sabe bien todo proyectista. Y el estudio geotécnico es parte del proyecto.
- Suponer que todos los estudios geotécnicos cumplen con los mínimos que impone la normativa vigente en cuanto a la campaña de reconocimientos (que es la única imposición que, a la práctica, se comprueba), no implica suponer la suficiencia de la correcta caracterización del subsuelo, la corrección en la interpretación geológica, la bondad en los cálculos, etc. A menos conocimiento, más se sobredimensiona.
- Suponer, también, que por el hecho de que el estudio geotécnico está en el proyecto, y el proyecto está visado por el colegio profesional del proyectista, alguien habrá revisado su corrección, cuanto menos, formal, es también un error: la revisión en cuestión se limita a comprobar que, efectivamente, hay un estudio geotécnico en el proyecto, y, en el mejor de los casos, asegurarse que en dicho estudio no se indican salvedades que obliguen a la realización de trabajos posteriores (por ejemplo, cuando se realiza un informe preliminar). Cuanto menos, cuando se visa independiente el estudio (por el colegio profesional del autor del mismo), esa mínima «corrección formal» (que incluso puede ser más amplia) puede suponerse, situación que ahora dista mucho de darse.
- También es conveniente entender que aquello que nos dan se aviene con aquello que nos han presupuestado… pagar un estudio geotécnico «a partida alzada» es mala idea… se pueden presupuestar muchas cosas, y hacer muchas, muchas menos… y si vamos a precio cerrado… ya se sabe cómo acaba la obra.
- Si somos proyectistas o Directores/as de la obra, nos guste o no, asumimos parte de la responsabilidad de la corrección del estudio geotécnico que incorporamos a nuestro proyecto o a nuestra obra; se nos supone el conocimiento necesario, no ya para revisarlo, sino incluso para redactarlo (DB SE-C art. 3.1.6). Supongo que nos conviene asegurarnos de que el estudio geotécnicos no es una espada de Damocles que pende sobre la obra.
- Además, si pagamos un estudio, quiero pensar que, cuanto menos, lo suyo es asegurarse de que está bien hecho, como cualquier otra parte del proyecto o de la obra.
Un comentario final: ni que decir tiene que los profesionales dedicados habitualmente a la revisión de los estudios geotécnicos (tales como las entidades de control o los organismos de control técnico) encontrarán muy, muy básicas las siguientes páginas. Obviamente, el nivel de revisión que debe exigirse por una EC o un OCT está muy por encima del que aquí se plantea.